martes, 21 de febrero de 2017

Café thomson: "fiesta nocturna"


martes 3:39 a.m

Entro sin ganas de nada, mis amigos caminan a mi lado celebrando la vida como si no hubiera un mañana, mientras yo lo único que pienso es en irme a mi casa, tomarme un vaso de jugo y dormir. Ellos deciden ir a buscar algunas mujeres para bailar, yo en cambio me dirijo al bar a pedir un mojito, un trago que me haga olvidar todo lo que ha sucedido estos días, mis penas, mis confusiones mentales, mi llanto, que me haga olvidar que tengo un corazón destruido por mi propia mano.
Paso unos minutos mirando el vaso como si fuera ese objeto el que me ayudará encontrar mi camino, de pronto mi cuerpo se mueve automaticamente para mirar a una orilla, sin motivo alguno, como si Dios quisiera que viera hacia esa esquina. Entre la oscuridad de la noche y las rafagas de luces de la fiesta logro visualizar nitidamente tus ojos, tu rostro. Estas con tus amigas celebrando un cumpleaños, te veo reír, te veo mirar con esos ojos coquetos, que poseen esa forma que te obliga a cruzar tu mirada con la suya y conectar tu alma a la de ella, siendo prisionero de su existencia. No puedo negar que mientras bebo mi vaso mi corazón late rapidamente, no por el calor del mojito, ni por la gente que baila calentando el espacio del local, sino por tu simple mirada que agitó mi cuerpo.  Aún sintiendo todas estas cosas decido quedarme sentado, veo que decides ir a bailar con tus amigas y en mi mente solo aflora la idea de acercarme lentamente a ti mientras te mueves, tomar tu cintura con seguridad pero gentilmente y besarte los labios de forma lenta, de esos besos que detienen el tiempo, que te hacen sonreír. Pero no, por esta noche solo me alegro por haberte visto, que animaras un poco mi noche, pero mi corazón todavía yace perdido y quebrado.  Si Dios quiere nos volveremos a encontrar cuando mi pecho cierre el agujero que posee. me bebo lo poco y nada que me queda en el vaso, pesco mi chaqueta, te miro, me miras, sonreimos, corres tu mirada coquetamente y yo salgo del local con una sonrisa en los labios y en el alma. Mientras camino me digo: "Diosito, espero que nos vuelvas a cruzar en otra oportunidad".


"Todo cambia menos el cielo y sus nubes de colores"
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario