martes, 13 de noviembre de 2018

A la mujer que no conocí, a la madre que quise conocer

 Y es que me gustaría haber dicho esto antes, cuando entre risas que nos quitaban todo el aire disfrutábamos nuestras existencias. Cuando tus caricias me daban esa sensación de no necesitar nada más, donde al mundo no le temía pues cada leve cariño que me dabas se transformaban en una muralla impenetrable que alejaba los fríos de invierno, las invasiones de otros mundos. 
 Pero no te conocí, no pude escuchar tus sueños de cada año, tus sueños de juventud, saber los miedos que hacían temblar tu piel, no pude aprender de tus hobbies para ver si hoy continuo alguno. 
Y es que me dicen que me parezco a ti, pero no me acuerdo ya de cada facción de tu rostro y no se si algo de mi forma de ser, es como la tuya. Me cuentan algunas historias sobre ti, me dicen que te conocieron y se forma un vacío en mi pecho reconocer que otros tienen lo que yo no pude. Y es que madre, cierro los ojos y pienso lo ultimo que viví de ti, parte de tu cuerpo que brillaba con el sol que nos golpeaba de frente mientras manejabas antes del accidente. Tus palabras mientras dormía en los brazos de mi viejo y donde yacía en mis sueños la alegría de tenerte en los míos. 
   Y ese fue tu último suspiro, el que no escuche, y esa fue tu ultima caricia, la que no sentí. 
   Y no te conocí, a la mujer que no conocí, pero si logró conocerme a mi. 9 meses en su cuerpo y 5 años al salir, y a pesar del dolor que nos acostumbramos a llevar en la espalda,  te digo un te amo por esas experiencias que calaron profundo en mi inocencia de niño y me hacen quien soy hoy.

"Todo cambia, menos el cielo y sus nubes de colores"